El turismo gastronómico tiene un impacto significativo en el revenue management hotelero y esto se refleja en varios aspectos clave.
Cada vez más viajeros eligen sus destinos por la oferta gastronómica. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), el 88% de los turistas consideran la gastronomía un factor clave al decidir dónde viajar. Esta tendencia lleva a un aumento en las reservas de hoteles, sobretodo de los que disponen de una propuesta de F&B de alto nivel.
Los hoteles con ofertas gastronómicas atractivas pueden aumentar significativamente sus ingresos a través de sus restaurantes y bares. Según un informe de Deloitte, el consumo en restaurantes y bares dentro de los hoteles puede representar hasta un 25% de los ingresos totales de la propiedad.
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Los hoteles que se asocian con chefs reconocidos o tienen restaurantes con estrellas Michelin, pueden usar estos aspectos como parte de su estrategia de marketing, lo que puede atraer a más huéspedes y justificar tarifas más altas. Según un informe de la American Hotel & Lodging Association, el branding gastronómico puede aumentar las tarifas de las habitaciones en un 20%.
Según un estudio de la Organización Mundial del Turismo (OMT), los turistas gastronómicos tienden a quedarse más tiempo en los destinos, lo que se traduce en una estancia media mayor.
Las experiencias culinarias excepcionales también mejoran la satisfacción del cliente. Según J.D. Power, los hoteles con excelentes ofertas gastronómicas tienen una tasa de retorno del 57%, en comparación con el 44% de hoteles sin estas experiencias.
Los turistas gastronómicos tienden a ser más leales y tienen una mayor probabilidad de regresar al mismo hotel si la experiencia gastronómica es satisfactoria.
El turismo gastronómico ayuda también a combatir la estacionalidad. Los eventos culinarios, que se celebran en las ciudades, atraen visitantes durante todo el año. Según STR Global, los hoteles en áreas con eventos gastronómicos frecuentes tienen una ocupación promedio anual del 75%, frente al 68% en otras regiones. Además, el turismo gastronómico fortalece la economía local.
La OMT reporta que el gasto en gastronomía representa el 30% del gasto total de los turistas en sus destinos. Esto mejora la infraestructura local y atrae a más visitantes, beneficiando a los hoteles.
En conclusión, el turismo gastronómico es un motor clave para los ingresos hoteleros.
Los hoteles que ofrecen experiencias culinarias de calidad ven aumentada su ocupación, su Tarifa Media Diaria (ADR) y la satisfacción del cliente, asegurando ingresos constantes y fortaleciendo su posición en el mercado durante todo el año.
